Nuestra historia empieza hace más de 200,000 años... cuando África era el lugar donde los primeros humanos hacían su vida, luchando por comida, sobreviviendo al clima y a las mortales erupciones volcánicas. ¿Cómo lo lograron? ¡Gracias a la creatividad!

En serio. El Homo Sapiens pudo sobrevivir y permanecer porque idearon símbolos y un lenguaje en común: platicaban y socializaban. Fueron los únicos que se relacionaron para alertarse entre sí, compartiendo sus experiencias para planear y resistir. Convirtieron su normalidad en algo digno de contar a los demás.

Éramos lo opuesto a nuestros primos los Neandertales, quienes vivían algo una vez y lo repetían y repetían. Durante generaciones hicieron todo igual, al parecer nunca pudieron innovar o adaptarse. Resultado: se extinguieron.

Pero con los Sapiens no pasó así, sabíamos expresarnos con historias, y por eso seguimos aquí. ¿Qué hubiera sido del mundo si nadie hubiera sabido contarlas? Hoy, a cientos de miles de años, entendemos que gracias a las historias que los Homo Sapiens relataron, debemos nuestra existencia.

Compartimos ese ADN cargado de historias y emociones, que como una cápsula del tiempo, ha almacenado, transmitido y expresado información a través de las generaciones. Genéticamente tenemos la necesidad y habilidad de narrar para sobrevivir y relacionarnos a partir de ello.

Aquellas y aquellos que hemos conseguido descubrir este gen en nosotros, seguimos evolucionando. Somos Story Sapiens, seres formados a partir de creatividad y ciencia, que, al unirse, logran un resultado mágico y sin límites.

Hoy, el “Story Sapiens Institute” es nuestro lugar, en donde nos encontramos y seguimos cambiando el destino con cada historia. Aquí descubrimos esa habilidad natural para convertir lo cotidiano en algo memorable.

Story Sapiens, somos constructores de emociones.